TEMPUS FUGIT
el futuro de los telediarios
de la noche
(Dedicado con cariño a Macarena P. Lanzas que,
a pesar de su crónica marciana de mi intervención, tiene todavía el mérito de
haber abierto el debate sobre este tema. Gracias)
Jueves 16
de julio, en un Curso de verano de la Universidad Complutense de Madrid, donde
me habían invitado a dar una conferencia sobre “Las otras pantallas de Televisión”,
un alumno de no más de 25 años me preguntó:
“¿No considera que los informativos
de las 21.00 h. lleguen un poquito tarde, cuando todo el mundo ya se ha
enterado de todo lo que ha pasado en el día?”
Son almeno
seis años que me hago la misma pregunta, frente al lento declive medianamente
generalizado de los telediarios de la noche.
Los últimos
15 años han sido caracterizados por la enorme difusión de todo tipo de devices
digitales, la explosión de las Tecnologías de la Información y de la
Comunicación (TIC), la extensión de la capacidad de conexión, la
progresiva y masiva alfabetización digital, la
proliferación de nuevos medios digitales de información.
Todos estos
factores han determinado en todo el mundo un cambiamiento radical en la fruición
de noticias.
En las últimas
décadas, distintos y sucesivos cambios tecnológicos ya habían transformado o hecho
desaparecer varios productos informativos.
La transición de la linotipia a la
foto-composición y la des-centralización de las plantas de impresión de los ’80/’90,
permitieron a los periódicos de la mañana retrasar de varias horas el cierre de
su última edición. La consecuencia fue la desaparición de las ediciones de la
tarde, los periódicos “vespertinos”, que ya no podían añadir mucho más a lo que
habían publicado los matinales.
La
proliferación de las publicaciones electrónicas ha sido la principal causa de
la progresiva reducción de la prensa especializada, mensuales y trimestrales
principalmente.
Internet ha
matado la enciclopedia.
La
información digital, on-line y con permanentemente actualización, está
arrinconando el periódico de papel, imposibilitado a competir en frescura y
actualidad, y causando que cada vez parezca más el diario de ayer que de hoy.
Ahora la
marea del cambio acaricia la mismísima tele, insidia la “catedral” de la
información televisiva, aprieta su principal producto: el telediario de la
noche.
Hay que
recordar que la receta del éxito de un telediario de la noche siempre ha sido,
hasta ahora, hacer un buen resumen de las principales noticias del día,
presentadas y redactadas con equilibrio y profesionalidad, bien jerarquizadas,
con una pizca de opinión y de vez en cuando con información propia exclusiva.
Los tres
principales telediarios españoles son buenos productos, realizados por buenos
profesionales, aplicando la misma receta. Tanto es así, que los tres siempre
han sido muy similares, por escaleta, por selección de noticias, por duración.
Quien ve la TV profesionalmente en una multi-pantalla ha podido comprobar
infinitas veces este sincronismo informativo.
Hoy en día pero
ocurre que cada vez mas personas consultan con uno de los diferentes
dispositivos portátiles, y varias veces al día, una u otra página de información
digital, muy a menudo las propias ediciones digitales de los principales
periódicos, que alimentan constantemente el nivel de información de esas
personas.
Ocurre que las redes sociales, como Twitter y Facebook, nos mantienen
informados constantemente de la evolución de una noticia que nos interesa, a
tal punto que podríamos decir que es la noticia que nos busca a nosotros, y no al revés, como hasta ahora.
Ocurre que el ritmo sincopado de la vida en la
época digital reduce a pocas horas la vida de una noticia, que al aparecer
genera inmediatamente respuestas y reacciones, que la superan y la hacen
olvidar.
Ocurre que
un resumen de lo que ha pasado en el día ya no corresponde a la nueva demanda
de información de un público más informado y propiamente por eso más hambriento
de información nueva.
He comparado
el telediario de la noche a una invitación a cenar dirigida a quien a esa hora
ya ha cenado. Si es un amigo, aceptará y por cortesía picará algo, pero su
disponibilidad a repetir lo que le ofrecemos será cada vez menor, ya que ha
comido por su cuenta y eligiendo plato a plato lo que más le gusta.
Por eso
sostengo que ha llegado el momento de revisar el formato del telediario de la
noche, el principal producto informativo de las principales cadenas de
televisión, si queremos mantener el liderazgo que la TV ostenta todavía en el
panorama de los medios que informan.
No se trata
de eliminar los informativos de la noche, como erróneamente titula la crónica de
Macarena P. Lanzas; se trata de encontrar respuestas nuevas a una demanda
nueva, y no menor, de información televisiva, sin temor a la innovación, con
atrevimiento y espíritu de modernidad.
Producir un
telediario ya no será llenar un depósito de información suficiente para todo el
viaje del día siguiente. Nadie puede pretender conseguir eso, en época digital.
Un buen
telediario de la noche será el check point del día: (i) recordar lo principal, (ii)
marcar el estado del arte en ese momento y (iii) fijar opiniones. Será un
producto ongoing, ofrecido en el momento da máxima audiencia.
No me toca
a mí indicar soluciones. Hay profesionales de sobra para concretar este cambio,
profesionales que hace 20 años, cuando tenían 30, de un día por otro pasaron del analógico al digital y se convirtieron
en comunicadores capaces de producir integralmente, audio y vídeo incluidos,
una noticia de telediario.
No puedo
pensar que no vean los mismos peligros que yo y que no sepan encontrar un nuevo
camino. La artrosis, que hace rígidas no solo las articulaciones, tiene un
potente antídoto: el entusiasmo, para descubrir nuevas fronteras y superarlas.
Vamos: lo
de siempre, para periodistas de raza!
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